Comienza la última jornada de las semifinales con la actuación de La mitad sí son Los Niños, flojos en la presentación y en su primer pasodoble, aunque van tomando fuerzas conforme pasan los minutos. El segundo pasodoble lo dedican a Canal Extremadura, con una dura crítica, muy aplaudida, aunque sin renunciar a sus gracias y a su estilo, dándole la vuelta por completo, para sorprender a todos. Sus descansos los aprovechan bien, con su gracia habitual, sobre todo, gracias a los componentes que hacen de niños en sus cochecitos. Los cuplés también muy buenos, uno a la obesidad infantil y otro a la duquesa de Alba, aunque en realidad, este último acabe siendo a ellos mismos, o mejor dicho, al personaje que interpretan. Su popurrí sigue haciendo gracia, destacando la presentación, muy rápida y de gran dificultad. Aunque han estado por debajo de lo que se espera de ellos tras verles en preliminares, su nivel sigue siendo superior al del resto.

Siguen tras Los Niños la murga mixta de Alconchel, Las Cachorras. Comienzan en la línea de su actuación de preliminares, cantando bien, aunque con menos fuerza. Su primer pasodoble lo dedican a hacer una crítica a la situación económica y social actual, aunque el segundo es más aplaudido, dedicado a la lucha contra el cáncer. Su segundo cuplé también es más aplaudido que el primero, siendo un homenaje a las murgas femeninas que se han quedado en preliminares, o que no han salido. Pueden resultar un tanto “pelotas”, pero lo cierto es que gustan. Su popurrí, muy elaborado y con buena puesta en escena, causa sensación en dos momentos sobre todo, cuando el bombo hace de duquesa de Alba (y una de las voces masculinas se hace con la maza y sigue tocando), y en su despedida, la cual han cambiado, y en lugar de aparecer como las locas del pasado año, lo hacen como lobas, ¿su disfraz para el año que viene? Su juego de voces, aunque es muy bueno, en ocasiones les juega malas pasadas, y hace que no se las entienda. Además, tuvieron un fallo en el popurrí, no entrando bien todas a la vez.

La tercera murga en actuar fueron los cazadores de sonrisas, es decir, los Marwan. Mal comienzo, bastante desafinados, y con voces no acopladas. Su actuación, como viene siendo habitual, muy crítica con cosas que les molestan. Tienen bonitos detalles en los pasodobles, con guiño a Pablo Julio, aunque sus cuplés no parecen muy acertados. En segundo, además de mostrarse demasiado indignados con quienes les critican, hacen una gracia que resulta un tanto grosera, y que recuerda demasiado a Dakipakasa el año de muralla, cuando le mostraban a Taylor dónde estaba la batuta. Para terminar, despedida con marca de la casa, dedicada al público, y muy sentida, una de sus mejores cualidades. Lo peor de ellos, su actitud de enfado e indignación, por segundo año consecutivo, que hace que su sobrenombre de “Cazadores de Sonrisas” les vaya al pelo, pues nos privan a todo el público de ellas.

Tras el descanso, actuaba la banda de música de Pixa a la Fulaneska. Con una puesta en escena y presentación mucho más cuidada, parecen ser conscientes de la mala sensación que causaron en preliminares, e intentan poner toda la carne en el asador para resurgir en semifinales. Cantaron mejor, más pausados y seguros. Su popurrí también mejoró considerablemente, y la actuación es más larga que en preliminares. Esta murga destaca, sobre todo, por ofrecer actuaciones originales, novedosas, con cosas no vistas y que otras murgas no hacen, y además, con unas voces muy cuidadas, así como todos los aspectos de su actuación. Su “fíjate tú ta ta…” del popurrí es buena muestra de ello. Como punto negativo, destacar el excesivo protagonismo de Santi, que eclipsa al resto del grupo durante casi toda la actuación. Tuvieron también un pequeño fallo en la despedida, ya que un componente se anticipó al resto en una entrada. Otra murga, por un error como ese, no habría pasado de ronda.

En quinto lugar actuaba una de las murgas más esperadas. Todo el mundo en el López de Ayala tenía ganas de volver a ver a Ese es el Espíritu, con su sistema operativo Windows 4E. Su actuación es, sencillamente, genial y original. Comienzan en la presentación con el encendido del PC, y ahí comienzan sus letras. Tuvieron buenos pasodobles y, sobre todo, buenos cuplés, al misterioso crecimiento de pelo de Hilario Pino (el locutor de las noticias de Cuatro) y al capitán del Costa Concordia, en el que ponían el timón en manos de Ortega Cano. Geniales cambios de ritmo, buenas músicas y espectacularidad en la actuación. No paran de moverse por todo el escenario, entreteniendo a todo el mundo con sus detalles informáticos, y terminando con el cierre de sesión. Por poner algo negativo de ellos, es posible que gran parte del público no entienda algunos de los detalles de su repertorio, por hacer alusiones informáticas constantemente, pero quien las comprende, se da cuenta de lo sencillamente geniales que son.

Para finalizar la jornada, salió al escenario la murga de Almendralejo, La Mascarada. Presentación en la línea de preliminares, quizá demasiado chillones. Cantaron un buen pasodoble a la libertad, y cuplés críticos y reivindicativos. Su popurrí no tiene nada novedoso, salvo quizá, el baile break dance del pescadero. Tienen muy buenas voces, las nuevas incorporaciones les han venido bien, aunque abusan demasiado, cantando en excesivo volumen, llegando a ser molestos e impidiendo la comprensión de sus letras. Su cuplé en alusión a Cádiz, diciendo que allí nos copian, llamó la atención, por no ser demasiado apropiado, en primer lugar porque tenemos que abogar por dejar de fijarnos en otros carnavales, y apostar más por el nuestro, y en segundo lugar, porque esta murga ha sido descalificada ya otro año precisamente por eso, por copiar a Cádiz.

Y con esta actuación se cerraron las semifinales, en espera de anunciar las murgas que finalmente estarán en la gran final. Como puntualización, durante esta fase, ha sido un sentimiento generalizado el que algunas murgas han cantado por segunda vez sobre las tablas del López de Ayala sin merecerlo, mientras que otras, se han quedado en preliminares, a pesar de haber cerrado grandísimas actuaciones, novedosas, bien interpretadas, con buenas letras y músicas, y muy bien cantadas. Tendríamos que hacérnoslo mirar.