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Responsabilidad periodística en las redes sociales
No es ningún secreto que, el los últimos tiempos, la profesión periodística está entredicho. Muchos son los que han analizado o se encuentran analizando la crisis en este sector, que dura ya meses, si no años, y que está acabando con muchos periodistas y medios de comunicación.
No es mi objetivo analizar las causas de estos hechos, aunque evidentemente, la económica será una de las principales. La falta de dinero en general, está llevando a periódicos, radios y televisiones a recortar en todo lo posible. Esto hace que, por ejemplo, se cierren medios como la Radio Televisión Valenciana, el diario Público, etc. y que los principales medios de comunicación extremeños ya no se impriman en la región, y se embarquen en ERE’s que acaben en una plantilla reducida a la mínima expresión.
Pero no quiero hablar de esa crisis económica que da al traste con puestos de trabajo y termina con familias en la calle. La crisis de la que yo quiero hablar es la que existe con la «ética periodística». Algunos pensarán que esto se debe a la entrega de determinados periodistas y/o medios a la causa política. Otros, que simplemente se debe a que puestos con sueldos tan bajos solamente pueden ser cubiertos por malos profesionales. Tampoco me voy a poner a analizar estas circunstancias.
Entonces, pensaréis ¿a qué viene todo este rollo? Tranquilos, lo voy a desvelar en breve. Antes, me vais a permitir que muestre lo que entiendo debe ser un medio, periodista o comunicador responsable con la sociedad en la que vive.
Para mi, la ética periodística debería llevar a quienes trabajan en un medio de comunicación a hacer un profundo análisis de la noticia antes de verter una opinión sobre la misma, ya que ésta opinión, por el hecho de llegar a un grupo numeroso de personas, muchas de las cuales la única información que tienen es la que le llega por estos canales, puede condicionar la forma de pensar de las personas. De hecho, en muchas ocasiones así lo hace, y así es como surge la propaganda.
Por todo eso, creo que un periodista y/o comunicador debería medir mucho sus palabras, bien las exprese a través del medio en que trabaja, o bien cuando las difunde en redes sociales, puesto que quienes le siguen, en su mayor parte, lo hacen en la condición de periodista/comunicador, y no como persona anónima.
En este caso, el canal de la polémica, una vez más, ha sido Twitter. En esta red social, Miguel Ángel González Escalada, de Radio Nacional España (Badajoz), hacía una serie de comentarios sobre la polémica del desfile, FALCAP de por medio. De todos ellos, me gustaría recalcar uno en especial, motivo por el cual me he visto obligado a escribir estas líneas:
@JoseGordillo // bien que NOS han utilizado para su montaje ! Somanta de vagos ! ¿Cómo hemos podido caer? Ojalá MUERA esta fiesta absurda !
— ✖️Escalada✖️ (@ESCALADA_RNE_BA) febrero 14, 2014
A nadie conocedor del mundo del carnaval se le escapa el «espíritu crítico» de las comparsas, y mucho menos, el antagonismo entre la FALCAP y el Ayuntamiento de Badajoz. Por tanto, que el señor González Escalada desconozca este hecho llama la atención soberanamente en alguien que trabaja en un medio de comunicación de la talla de Radio Nacional de España, aunque sea en Badajoz y aunque le escuchen «cuatro gatos».
Por ello, se puede estar más o menos de acuerdo con esta federación, o nada. Lo que no se puede hacer, ni desde la ética periodística, ni desde la moral humana, es generalizar y meter a miles de personas dentro del mismo saco, sobre todo, cuando la FALCAP, por numerosa que sea, no deja de ser una mínima parte de lo que es el Carnaval de Badajoz, el cual, no nos olvidemos nunca, es fuente de ingresos y de puestos de trabajo. Y no solo eso, sino que además, es motivo de ilusión para cientos de miles de badajocenses, que esperan estas fiestas con todo su afán año tras año, se desviven por ella, y se lo trabajan.
Estos ciudadanos son los que, con esa ilusión, se involucran en su ciudad, de una manera llamativa y festiva, qué duda cabe, pero no por ello menos loable. La fiesta de Don Carnal es grande (y hasta declarada de Interés Turístico Nacional) porque es una fiesta que surge de la calle, se vive en ella, y son los ciudadanos los que la mantienen, promocionan y la hacen crecer cada año.
Creo que cualquier medio, cualquier profesional y, más aún, cualquier persona, le guste o no el carnaval, al menos debe tener respeto por todas esas personas que, con su ilusión, son fuente inagotable de imaginación, arte y cultura. Porque el carnaval es todo eso, y mucho más aún. El carnaval pacense acoge a muchos de los mejores músicos de la provincia, artistas y diseñadores, constructores de decorados y atrezzo, modistas, maquilladores, técnicos… y también a muchos comunicadores y periodistas que conviven día tras día con el carnaval, no solo desde su puesto de trabajo, sino sobre todo, en su día a día.
Lo realmente importante es que, ni la FALCAP representa el Carnaval de Badajoz, aunque sí represente a una parte relevante del mismo, ni por suerte usted, señor Escalada, representa a la gran cantidad de profesionales del medio de la radio y de la comunicación en general.
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Autor:
José Antonio Casablanca.
Carnavalero desde pequeñito, tras mi paso por la desaparecida comparsa «Los del Rivillas», y después de años disfrutando el carnaval de múltiples maneras, recalé en el grupo menor «Los Chirigallos», donde los jolgorios constantes, la hiperactividad de sus miembros, las peleas de pelucas y, por qué no decirlo, el cariño de «Las ChimiXurris» llenaron una parte importante de mi vacío carnavalero.
Pero como nunca es suficiente, un día, y tras la misma conversación repetida año a año en la cola del López de Ayala, Antonio y yo decidimos poner en marcha Recortes de Serpentina. Desde entonces, las ganas y la ilusión han ido en aumento, intentando mostrar una visión del Carnaval de Badajoz diferente, a pie de calle, buscando siempre el lado bueno de la fiesta más grande que conocemos.
Enamorado de la vida, del Club Deportivo Badajoz, de la Semana Santa pacense, de romerías, jornadas de campo y mañanas de pesca, de las fiestas y verbenas, de las cañas y vinitos en buena compañía, de Badajoz, sus monumentos, su historia, sus callejuelas, sus desayunos y sus puestas de sol, de la fotografía, del carnaval y de una chimixurri.
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