Los Hooligans
En Carnaval todo vale, excepto la violencia.
Este anglicismo se utiliza habitualmente para designar a los hinchas radicales de un equipo, normalmente de fútbol, si bien es extrapolado a casi cualquier actividad en la que un grupo de fanáticos destaca sobre los demás en la defensa a ultranza del equipo o grupo al que sigue.
Los hooligans van más allá de los meros fans, ya que mientras estos últimos se dedican al seguimiento parcial e incondicional, los primeros lo trasvasan con el empleo de la violencia, la cual no siempre es física, sino que puede ser también verbal o a través de comportamientos y formas de actuar con los demás.
Sé que no os descubro nada nuevo cuando hablo de estos términos si nos referimos a lo meramente futbolístico. Ahora bien, tratándose de una web carnavalera, está claro que no es precisamente por ahí por donde voy a reconducir el tema.
Y es que las redes sociales, y en especial Twitter, si bien son excelentes herramientas informativas o de contacto, no menos veces se emplean como herramienta de aplicación de la radicalización hacia un grupo, ideología, partido político, equipo de fútbol y, también por desgracia, una agrupación carnavalera.
Hasta a Badajoz ha llegado ese fanatismo extremo en la red social, a través de tweets, no de apoyo incondicional a una agrupación (normalmente murga) a la que sigues, sino de mofa y menosprecio hacia el resto de grupos que no son del agrado del «hooligan» en cuestión.
La crítica hacia los personajes de nuestro carnaval o sus agrupaciones se puede efectuar de muchas formas, y ahí está el ingenio de cada uno para hacerlo de manera más o menos graciosa, elegante o violenta. Las formas son importantes, está claro, y no todo el mundo es hábil para mantenerlas. Pero, al menos para mi, el fondo es lo verdaderamente trascendental, y cualquiera que busque hacer daño al resto sin un fin más allá del de regocijarse por creerse mejor que el resto, me parece que sobra, en esta ciudad y en todas.
El Carnaval de Badajoz es una fiesta de todos y para todos. No lo hacen las murgas, no lo hacen los murgueros. Tampoco lo hacen las comparsas, ni los demás grupos. Ni siquiera lo hacen la FALCAP, la comisión de murgas o la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Badajoz. El carnaval es una fiesta del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Una fiesta concebida como expresión máxima de la libertad que todos debemos tener, me da igual que sea una murga cantando lo que le parezca, una comparsa desfilando como quiera, cualquier agrupación reivindicando lo que le plazca o un medio de comunicación opinando libremente acerca de lo que ve (de esto ya hablaremos otro día).
Y, por supuesto, la libertad puede expresarse también en las redes, incluso bajo el antifaz que representa un perfil falso, mediante el cual algunos se disfrazan para poder opinar libremente. En Carnaval, para mi, todo vale, todo menos la violencia. Hagamos más grande esta fiesta entre todos, y apartemos de nosotros esas actitudes «hooligan» que hace que mostremos la peor versión de nosotros.